Mordiscos de realidad
Jueves 17 de diciembre, 19.30 horas, Almudena Grandes presenta en Vallecas "Los besos en el pan", acompañada de Javier Baeza y Pablo Bonet.
En el Centro Cultural Paco Rabal, (Calle Felipe de Diego, 13)
En el Centro Cultural Paco Rabal, (Calle Felipe de Diego, 13)
Decía
Benito Pérez Galdós que “la experiencia es una llama que no
alumbra sino quemando” y
eso es lo que les ocurre a los personajes de la nueva novela de Almudena
Grandes, Los besos en el pan, que
sufren y se empobrecen, pero aprenden a movilizarse y a recuperar la dignidad.
Afirma Almudena Grandes
en una de las primeras páginas del libro: “Si
nuestros abuelos nos vieran, se morirían primero de risa, después de pena. Por
que para ellos esto no sería una crisis, sino un leve contratiempo. Pero los
españoles, que durante muchos siglos supimos ser pobres con dignidad, nunca
habíamos sabido ser dóciles. Nunca, hasta ahora.”
Los besos en el pan es una novela coral situada en un barrio del centro de Madrid, sobre un
grupo de personajes en torno a una familia, los Martínez Salgado, que vuelven
de vacaciones en verano y comienzan un nuevo ciclo vital. Es un retrato de una
realidad que Almudena conoce bien como novelista, pues ya sea en sus obras
históricas sobre el pasado reciente, o en sus libros anclados en el presente,
cuenta la vida de la gente corriente
(manteniendo esa coherencia en sus libros durante toda su obra). Para Almudena
Grandes la novela es una crónica histórica de su país, ya sea de ayer o de hoy,
porque tiene tomado el pulso a la realidad, sabe lo que late en la gente, está
en contacto con ella, y eso es una ventaja para narrar. En Los besos en el pan, Almudena escribe en presente de indicativo,
algo novedoso en su escritura que aporta verosimilitud y cercanía al relato. Aquí
nos encontramos con un grupo de personas dispuestas a resistir los mordiscos de
la crisis intentando seguir haciendo su vida, siendo felices a su manera, con
dignidad, siendo solidarios con los demás para poder resistir. Los despidos,
los desahucios, la problemática del inmigrante, la angustia y la superación
sobrevuelan todas estas historias que reflejan y proyectan una conciencia de
permanecer a un mismo grupo, a los españoles corrientes que sufren hace tiempo
ya, como dice la autora, “una guerra, una
guerra que hemos perdido”. Y es en la tragedia de lo colectivo cuando
aparece la resistencia, el intercambio, la comunión donde se reconocen como
iguales los que creían no tener nada que ver con los demás. Son pues, estas
inmensas pequeñas historias entrelazadas, un recorrido vital y emocional de lo
que está sucediendo, de lo que nos sacude, de la resistencia necesaria para
sobrevivir a la incertidumbre, poniendo el énfasis –como suele hacer Almudena
Grandes- en el papel de la mujer y nuestros mayores. Personajes como Amalia, la
peluquera del barrio, que sobrevive pese a la feroz competencia del comercio
chino de enfrente que le quita clientas, pero que tiene el valor de recaudar
fondos para un comedor social. O Sofía, maestra que pone todo su afán en que
ningún niño se quede sin comer o merendar pese a los problemas laborales y
personales que esto le supone. O Sebastián, arquitecto reconvertido a vigilante
en una garita que tiene que ver a menudo al constructor sinvergüenza que le
arruinó.
Una novela contada con el
estilo emotivo, tierno y profundo pero sin contemplaciones al que nos tiene
acostumbrados la autora y que no va a defraudar a sus lectores. Un libro sobre
la dignidad, la solidaridad y la capacidad de las personas de despertar de su
letargo, pues como decía Galdós: “El mal,
en cualquier forma que tome dentro de lo humano, no tiene significación alguna
para una alma fuerte, aplomada y segura de sí misma.” Y esa, sin duda, es una parte del alma de
Almudena Grandes.
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