Se lo comen las hormigas

El último de la estirpe, Fleur Jaeggy, Tusquets Editores, 2016

"El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas" No creo que haya nada de realismo mágico en Fleur Jaeggy pero al último de la estirpe, después de leer Cien años de soledad, siempre se lo comen las hormigas. ¿Imagen inquietante? Pues lean la frase del editor para resumir este libro de relatos: "el grueso de la obra lo componen historias terribles contadas en apenas cuatro magistrales pinceladas, las suficientes para que la imaginación del lector recomponga el devenir de personajes perversos o trágicos, amenazadores o heridos, celosos o desvalidos. Y aunque la mayoría de los relatos transcurren en austeras habitaciones casi vacías, en otros la autora sale al exterior para convertirlo en un escenario apocalíptico."



  Me dice alguien que estos relatos le recuerdan a alguno de Leche o Criaturas abisales de Marina Perezagua. Es posible... Juzguen ustedes, lectores y lectoras.



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