Una novela póstuma de Rafael Chirbes

París Austerlitz, Rafael Chirbes, Anagrama, 2016

Murió en 2015 uno de los escritores que mayor prestigio había alcanzado los últimos años. Gracias a novelas como Crematorio o En la orilla, Rafael Chirbes alcanzó en los últimos años de su vida el derecho a habitar el panteón de los hombres ilustres. Pero su obra no se reduce a su última época, ni mucho menos. De hecho, estaba de acuerdo con los que pensaban que sus mejores novelas fueron las primeras: La buena letra, La larga marcha, La caída de Madrid o Los viejos amigos. Nos lo confesó cuando visitó la librería hace un par de años, convirtiendo aquel día en uno de esos momentos que dan lustre a estos quince años de Librería Muga. No sabemos lo que pensaba de París Austerlitz, la novela que acaba de publicar su editor de toda la vida, Jorge Herralde. Sabemos ya lo que dice de ella Peio H. Riaño en esta magnífica reseña.



París Austerlitz se aleja del perfil galdosiano de Chirbes, del escritor como retrato y síntoma de una época. Cierra su carrera como la empezó, con una novela íntima, de la piel hacia dentro. Hay que leer a Chirbes.



En Muga hemos preparado una mesa en la que presentamos (casi) toda su obra publicada.
Hay que leer a Chirbes. Todo, si se puede. Si alguien quiere razones, sirvan estas palabras de Rafael Valls en su artículo "Sin domesticar:

"Su aportación fundamental ha consistido en contar, primero, las consecuencias de la Victoria, la represión del régimen franquista; luego, la rebeldía, pero también cómo fueron acomodándose las nuevas generaciones, por desmemoria y codicia, tras la llegada de la democracia, y la estafa que para él supuso la Transición; y finalmente, la falsa modernización, la corrupción, económica y moral, la crisis —en suma— de estas últimas décadas. Se trataba, por tanto, de dejar constancia de setenta años de historia española, de lo público y lo privado, de la educación sentimental y la política, los negocios y la intimidad. Su empeño consistió, en suma, en narrar la otra versión de la historia oficial, aquella que se nos ocultaba, devolviéndoles la dignidad a los vencidos, pero también consiguió mostrar con lucidez, mediante un relato ambiguo y complejo, el fracaso no solo de la política sino de una buena parte de la sociedad española. Eran, en efecto, novelas duras, de difícil digestión, pero necesarias. Es probable que fueran las historias que los lectores más críticos necesitaban leer."

No hay comentarios:

Publicar un comentario